Principio y fin de las cosas, el significado del nombre

Graduada de narconon

Siempre fui una persona que mantenía hábitos saludables, en mi época escolar no di problemas ni tampoco fui una hija con mal comportamiento. Por muchos años llevé una vida equilibrada en familia a lado de mi esposo con cuatro hijos maravillosos.

Al pasar de los años con el nido vacío, con un esposo al que le gustaba asistir regularmente a fiestas y reuniones, enfrentando los problemas de crianza con mi hijo más pequeño que en aquel entonces tenía 5 años, fue que este equilibrio de vida llegó a su fin.

Siendo ama de casa, alejada de todos y de todo porque vivíamos muy lejos y con un marido que de pronto comenzó a estar ausente, sentí que no tenía control de mi vida ni propósitos futuros. Fue entonces que comencé bebiendo una cerveza de manera ocasional en mi casa yo sola.

Los problemas con mi esposo comenzaron a incrementarse y no se cuando comencé a perder el control de lo que bebía. De pronto fue una constante que cuando acudía a cenas o reuniones con amigos, las copas se me pasaban y mis hijos mayores lo notaban, comenzando a sentir preocupación y vergüenza por mis actos.

Fui incrementando el consumo de alcohol de manera solitaria en mi casa, pasando de una cerveza ocasional a tomar varias con el pretexto de terminar con la resaca que me había producido la fiesta del día anterior. Mis hijos me hablaban sobre la necesidad de cambiar mis hábitos por el bien de mi hijo menor y por mi propia salud, yo hacía caso omiso a sus comentarios y continuaba bebiendo a escondidas.

De la cerveza pasé al vodka porque pensé que con esa bebida disimularía el aroma. Sin embargo, a la única persona que engañaba era a mí misma porque mis hijos se daban cuenta de mi estado al no contestar los teléfonos, ni permitir la entrada a mi casa, incluso le indicaba al policía de mi edificio que les negara el acceso y les dijera que no me encontraba en mi domicilio.

Pasaba dos o tres días bebiendo, los deberes de madre los solucionaba con comidas rápidas para un hijo en desarrollo y mientras él jugaba con sus carritos yo lo acompañaba bebiendo. Hoy recuerdo esa escena y se me parte el corazón al haber descuidado la crianza de mi hijo de esa manera.

En varias ocasiones mi hija, quien vive del otro lado del país, tomó vuelos de emergencia para saber por mi estado. Mis hijos vivían en una constante preocupación y llegaron al extremo de arriesgar su vida para meterse a mi casa a través de la azotea.

Frecuentemente me decían que debía someterme a una rehabilitación, misma que siempre rechazaba porque pensaba que sería imposible vivir sin alcohol. Acepté tomar algunos cursos de superación personal, sin embargo, sólo esperaba a que terminara el tiempo de esas charlas para pasar a una vinatería de regreso y seguir consumiendo.

Me sentía perseguida, acosada y vigilada, esta situación me orilló a huir de mi casa en varias ocasiones para seguir consumiendo en hoteles y que nadie me molestara.

Un día me hablaron de Narconon y me conectaron con una mujer quien conocía a la perfección el Programa. Ella trató de convencerme para que tomara la rehabilitación, sin embargo volví a rechazar la ayuda.

Al pasar del tiempo mis hijos perdieron la esperanza de que mejorara y finalmente se alejaron de mí, a ellos ya les había rebasado mi situación y tenían que enfrentar sus propias vidas. Así llegó la Navidad de 2006, celebración en que sólo la pasamos mi hijo pequeño y yo en casa, sentí una soledad profunda y una tristeza enorme, sentimientos que callé con más y más alcohol.

En un grito de desesperación y desesperanza decidí hablarle a la mujer quien me había contactado de Narconon y le dije que ya estaba lista para irme. Ella se puso en comunicación con mis hijos y esa misma noche me recibió en su casa para que no estuviera más tiempo sola. Mis hijos fueron por mi y en lo que arreglaba algunas situaciones para irme, me quedé en casa de mi hijo mayor.

Finalmente, el 12 de febrero de 2007 mis hijos me llevaron a Narconon México, fecha que representa el principio del fin de este crudo pasaje de mi vida.

Llegar a Narconon no fue fácil, mi vida económica estaba en ruinas y no contaba con el respaldo de mi esposo. Mis hijos me apoyaron para que hiciera el Programa y mi agradecimiento siempre será eterno para con ellos, a pesar de que tuve que deshacerme de mi automóvil, cada domingo se las arreglaron para irme a visitar a una ciudad lejana de donde ellos se encontraban.

Narconon ha sido la mejor experiencia de mi vida, hacer el Programa significó un reto diario. Me esforcé mucho por cambiar mi vida, una de las cosas más difíciles que enfrenté fue confrontarme conmigo misma ante mis actos y fallas como madre, sabía que el verdadero logro era el perdón de mis hijos y ocupar un verdadero papel como madre.

Todos los días trabajaba en mi rehabilitación con ese propósito y cada paso lo hacía a conciencia. Me maravilló como cambió mi pensamiento después del proceso de desintoxicación y lo más increíble que experimenté fue un día, casi por terminar el Programa, que vi los colores tan nítidos de una flor, así como el sonido tan claro del aleteo de un colibrí. Me di cuenta de que Narconon cambia toda percepción para construir un mundo mejor.

Plantas

Cuando salí de Narconon trabajé por ganarme la confianza que había perdido de mis seres queridos. Al pasar del tiempo el temor de llevar una vida sin alcohol se esfumó, me di cuenta de que gracias al Programa no volví a sentir ni deseos ni necesidad de consumir. A pesar de que nuestro entorno está lleno de agentes que te invitan a consumir, siempre he pasado a través de ellos sin problema alguno.

Hoy llevo 14 años libre de la adicción del alcohol, vivo una vida plena dedicada a mis 4 hijos y 6 nietos. Tengo un negocio que me permite compartir con mi familia calidad de vida y momentos agradables. Tengo la gran oportunidad de edificar una casa a la orilla de la playa para seguir atesorando grandes vivencias a lado de quienes más amo.

Hoy quiero que más personas conozcan el Programa de Narconon porque es único en su clase. Siempre recibí un trato tan cálido como si estuviera en familia, me encantó que fuera un proceso natural libre de medicamentos, el único que limpió verdaderamente mi cuerpo y todo esto, dentro de unas instalaciones que me proporcionaron paz y tranquilidad.

Amaya, Graduada de Narconon México

AUTOR
PG

Paola Garabito

A lo largo de 20 años me he desempeñado profesionalmente en cargos Directivos, Gerenciales y Ejecutivos en el sector gubernamental y en la iniciativa privada, en instituciones como el Senado de la República, AstraZeneca e Instituto Mexicano del Seguro Social. Cuento con experiencia a nivel Senior en el ámbito de la consultoría destacando proyectos en materia de Salud, Desarrollo Social, Energía, así como TI y comercio electrónico. Con la Sociedad Civil Organizada he fungido como eje vinculante para la consolidación de alianzas con diversas asociaciones de pacientes, de investigación, en materia de educación y asistencia pública. En el ámbito académico imparto las asignaturas de Análisis del Sistema Político, Políticas Públicas y Teoría Política en la Universidad Anáhuac. Asimismo, formo parte del claustro para la acreditación de exámenes de grado de titulación de Licenciatura en Administración Pública y Gobierno. Mi desarrollo profesional se orienta en la elaboración y negociación de instrumentos legislativos, desarrollo de foros de alto impacto para la sensibilización de los tomadores de decisión, diseño y ejecución de estrategias para el relacionamiento gubernamental, así como diseño y ejecución de estrategias para el posicionamiento de la compañía o institución. Cuento con el grado de Maestría en Políticas Públicas y soy Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública, ambos estudios por la Universidad Iberoamericana.

NARCONON MÉXICO

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS