Un estudio demuestra que la cerveza adelgaza si bebes 3.500 jarras al día
Beber es incompatible con perder peso
Agua, levadura, lúpulo y cebada. Aparentemente inofensivos y libres de grasa, estos son los ingredientes de la cerveza. Periódicamente, suenan las campanas con informaciones sobre la cerveza y la obesidad. Se ha dicho que no engorda e incluso que puede llegar a adelgazar.
Los cierto es que los científicos de la Universidad de Oregón, liderados por el doctor Miranda, han descubierto una enzima en el lúpulo que favorece la pérdida de peso. Pero, como en todo, hay que leer la letra pequeña: se necesitaría beber 3.500 cervezas al día para que el cuerpo saque provecho a esa enzima y así poder adelgazar.
De momento, no se conoce humano capaz de beber 3.500 cervezas ¿Verdad?
Esa cantidad es una verdadera locura.
Los investigadores dicen que en el futuro se podría conseguir un concentrado de esta enzima llamada xanthohumol para tomarlo una vez al día.
Sería un remedio barato y efectivo para tratar el síndrome metabólico, una enfermedad asociada al sobrepeso y la obesidad que sufren 1 de cada 3 personas y que aumenta el riesgo de diabetes y problemas cardíacos, según la Asociación Americana del Corazón.
Esta situación es similar a los argumentos que actualmente existen en torno a la marihuana con respecto al uso medicinal de la misma. Para que estos realmente tengan un beneficio para el consumidor seria necesario separarlos de los elementos que afectan al mismo. Es el caso de la enzima mencionada anteriormente.
Los hechos son los siguientes: no es una mentira que el alcohol y productos como la marihuana tienen ciertos efectos benéficos en el sistema pero, nuevamente para que estos actúen como un bien para el organismo es necesario consumir estas partes por separado. Una cerveza como tal o un cigarro de marihuana no van a causar ese efecto benéfico en la persona que decide consumirlos.
La idea no es estigmatizar productos de alcohol sino ser conscientes de los hechos reales para poder tomar tus propias decisiones y tener argumentos reales.
