El alcohol se robo cierta parte de mi vida.

Un testimonio que hay que leer para reflexionar un poco…

Narconon Mexico

El alcohol se robó cierta parte de mi vida, pues años atrás yo sufrí la más dolorosa pérdida que fue la muerte de mi padre y eso gracias a su consumo desmedido de alcohol. Experimente la agonía de ver como día con día un ser tan magnifico e importante se esfumaba de mi vida y de la suya también. Al mismo tiempo pude darme cuenta del inmenso sufrimiento de una madre al ver como ese ser al que ella le dio vida, al que vio crecer y amaba tanto, el abuso y falta de control al beber lo puso en un ataúd frente a ella, y en verdad pude ver que es una de las peores situaciones que un ser humano puede llegar a experimentar. Él no solo fue mi padre, fue amigo, fue un hombro donde pude descargar mis lágrimas, mi compadre, mi maestro, un apoyo incondicional; podría embellecer y hablar rosas de la gran persona que era mi padre pero sin duda él también era humano y tenía errores más ninguno fue tan grave como lo fue ser un alcohólico, ya que eso pronto se robó la esencia maravillosa que lo conformaba; poco a poco lo fue despojando de su racionalidad e inteligencia y en eso se convirtió su vida por varios años.

Recuerdo que tuvo una terrible perdida la cual no supo confrontar y se refugió aún más en el vicio y así lentamente miré a mi padre sin esperanzas ni ilusiones que algún día impulsaron aquel brillo en sus ojos y fueron motivo de unas grandes ganas de vivir. Tiempo después tomó la difícil decisión de dejar por completo el alcohol, pero una terrible y dolorosa noticia tanto para él como para todos los que lo amábamos nos devasto, y esa fue, que su decisión la tomó demasiado tarde, la cirrosis hepática no le perdono.

Para mi cumpleaños numero 18 armo una fiesta en grande, su hijo al fin se convertía en un hombre ante la sociedad; un gran jardín, los mejores músicos, todos mis amigos y enormes cantidades de alcohol, desde el más fino hasta las más comunes cervezas, un cumpleaños espectacular. Y así tuve que ser un hombre para afrontar la enfermedad de mi padre. La primera vez que ocupe mi credencial de elector no fue para poder entrar a un antro o comprar alcohol legalmente si no para ingresar al hospital donde se encontraba internado, por las noches platicábamos, él seguía con su gran sentido del humor a pesar de todos sus dolores y no podían faltar sus sabios consejos. Pasaban los días y la situación se tornaba más difícil, pronto tuve que bañarlo y lo hacía con profundo amor. Era el momento de regresarle un poco de los cuidados que me dio cuando yo era un niño.

Una noche platicando y riéndonos en su habitación del hospital entro una doctora y nos dijo que el final se acercaba, mientras mi padre recostado sujetaba mi mano con fuerza, limpio mis lágrimas, me beso y se quedó profundamente dormido. Al día siguiente estaba en la escuela presentando un examen, fui el primero en terminar y al momento suena mi celular, al responder del otro lado estaba mi madre diciéndome que fuera al hospital pues ya era hora de despedirme, entonces corrí al auto y maneje lo más rápido que pude, no podía sujetar bien el volante pues mis manos temblaban, llegue al hospital corrí y entre a la habitación y ahí mi madre y mi abuela sentadas a un costado de mi padre, lo abrase con todas mis fuerzas, pude verlo lucido todavía y platicar con él, instantes después le dio un ataque, lo recosté y le pedí a mi madre le pusiera la mascarilla del oxígeno, ella estaba en shock y ha sido la única vez que la he empujado, le arrebate la mascarilla pero de inmediato entraron más de cinco doctores y me apartaron, me aleje a unos metros para dejarlos trabajar, llegó un policía a sacarme lo cual tuvo que ser a la fuerza, de impotencia lo golpee, dos policías más acudieron para ayudarlo y finalmente me sacaron, no pude despedirme de mi padre.

Para la noche de su velorio iba camino a mi casa, nunca me había sentido tan solo en mi vida y camine por las calles hasta llegar al bar que más le gustaba frecuentar, entre y me tome una copa de coñac a su salud, sentado, llorando en la mesa donde pasamos grandes momentos, salí de ahí, corrí a una tienda y compre una botella de un cuarto que guarde en el interior del saco que llevaba puesto, me fui al funeral, entre trago y trago llegué, me acerque al féretro donde reposaba su cuerpo con un grupo de mariachis detrás mío comenzamos a cantarle el rey, saque mi botella y de un solo trago me la termine, al día siguiente yo fui quien puso sus cenizas en el fondo de una tumba al final del cementerio del pueblo donde estaba su amado rancho, yo no pude cargar con ese sentimiento y al igual que el comencé a no confrontarlo encontrando refugio en el alcohol pero poco a poco mi cuerpo se fue haciendo inmune a sus efectos y al alivio que me traía el alcohol por lo que inicie a consumir de todo tipo de drogas y perdí mi esencia de una forma que creí que no podría recuperarme nunca más, hasta que llegue al programa de rehabilitación de Narconon y pronto retome el control de mi vida y de mis emociones así como mis pensamientos, hoy en día soy un hombre íntegro y correcto, saludable y congruente pero lo más importante sé que mi padre me dejo un gran legado y toda su fuerza por lo que manteniéndome así puedo honrar su memoria y darle la satisfacción a mi familia de no volver a repetir esa dolorosa historia.

El alcohol y las drogas destruyeron una gran parte de mi vida y acabaron con la vida de mi padre sin embargo yo decidí no darles el poder de quebrarme.

Si te sientes solo, no lo estás siempre hay alguien esperando por ti a sabiendas de la gran persona que eres y no permites ser, aquí estamos esperando por ti para ayudarte y que tu mismo cambies tu vida, si yo lo hice tú también. Animo y buen viaje.

Narconon México 
+52 (442) 125 71 27

AUTOR

Hazel

Secretario de Diseminación Narconon México

NARCONON MÉXICO

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS