¡Recuperé la Confianza en mí Mismo!

Graduado de Narconon México
Ernesto, Graduado de Narconon México
 

A los 22 años comencé a sentirme solo y vacío, a pesar de que estaba rodeado de amigos, familia o compañeros de trabajo. Para compensarlo y desinhibirme empecé a tomar alcohol, lo que me llevó a una conducta de promiscuidad que en un inicio me gustó y que continué por varios años.

Cuando mis padres pasaban tiempo fuera de casa organizaba fiestas sin control. Fue cuando conocí la marihuana, la sensación de relajarme y de sentirme más libre me gustó, por lo que la substancia rápidamente me enganchó. Invariablemente, al siguiente día tenía sobre mis hombros la culpabilidad de lo que había hecho, aunado a la confianza traicionada hacia mis padres.

Tiempo después conocí el popper y las tachas, la cuales, me hicieron sentir con mucha energía y aún más desinhibido. Seguí escalando en el mundo de las drogas y conocí la cocaína, por sus efectos y costo no seguí consumiendo.

Cuando tenía 32 años vivía solo y tenía un departamento que había adquirido con mi trabajo. Desafortunadamente la noche del 19 de mayo de 2017 mi vida comenzó a ir en picada al conocer el crack. Me gustó y me atrapó por más de un año, tiempo en el cual, perdí absolutamente todo mi porvenir al entregárselo al consumo y a una vida desenfrenada.

Al verme en ese estado, mis padres me llevaron a su casa en noviembre de 2018 en mi natal Oaxaca. Estuve en otros procesos de rehabilitación, asistí a terapias y con el psiquiatra, desafortunadamente sólo conseguí que el síndrome de abstinencia se acentuara más al mezclar todo con psicofármacos.

Recuperé un dinero que había sido incautado por el banco ante mis constantes faltas de pago. En cuanto ese dinero se liberó en mi cuenta bancaria, sentí como si el demonio se hubiera apoderado de mi, no lo dudé ni un instante y escapé de casa para escalar en mi adicción, esta vez con cristal.

Por un mes consecutivo me mantuve bajo los efectos del cristal. Mi objetivo era acabar con mi vida, me había enfrascado en una bóveda donde no quería saber nada de mi familia. Los primeros días viví en hoteles y terminé en un cuarto durmiendo en el piso sin esperanza alguna. Lo había perdido todo y mientras menos dinero me quedaba, más fuerte se hacía el deseo de morir y de desaparecer de este mundo.

Un día regresé a casa en una ruina total, desafortunadamente aún no había terminado esta pesadilla porque no sentía remordimiento o empatía por mis acciones. Mi integridad estaba totalmente perdida, en consecuencia, no sentía límites y me drogaba a diario en mi habitación. Después de un tiempo volví a tener una pequeña cantidad de dinero, recurso que lo utilicé para volverme a ir, esta vez, sólo me alcanzó para un cuarto de lámina y un viejo colchón. El tiempo que pasé en aquel lugar estuvo lleno de llanto, culpa y un arrepentimiento profundo.

En octubre de 2019 regresé a casa para tomar un poco de fuerza y continuar con mi caída al pozo más profundo. Pensé que no podía escalar aún más en la adicción, hasta que me inyecté cristal.

“Esto acabó por destruir mi vida, mi cuerpo y la relación con mis seres queridos. Destruyó la confianza en mí mismo y me di cuenta de que todo lo bueno que tenía, se las había entregado a la droga”.

Aún me quedaban pocas cosas para vender y cuando estaba haciendo la transacción, algo en mí cambió al darme cuenta del hoyo en el que estaba metido. Aquel día de junio de 2021, por fin me atreví a pedirle ayuda a mi papá para poder cambiar el destino que, sin duda alguna, un día me alcanzaría.

En pocos días estuvo todo dispuesto y arreglado para emprender un viaje en avión que me llevaría a las instalaciones de Narconon México. Desafortunadamente llegué muy intoxicado al aeropuerto y perdí el vuelo, no obstante, mis ganas fueron muchas y me fui en autobús.

Desde que llegué a la central camionera me sentí confiado al ser recibido por el staff, quienes me llevaron a Narconon México. Llegué destruido, sin ánimo, esperanza o ilusiones, mi aspecto físico hablaba por sí mismo al pesar tan solo 54 Kg.

El primer paso que realicé fue la Retirada Libre de Drogas, debo confesar que estaba aterrado porque no sabía cómo funcionaría o sería mi vida sin ningún tipo de droga. Afortunadamente, la calidez y las atenciones que recibí por parte del staff, ayudaron a que esta etapa la pasara bien, a pesar de las molestias propias del síndrome de abstinencia.

La siguiente etapa fue la Desintoxicación de la Nueva Vida, se trata de una combinación de ejercicio, sudado en calor seco de sauna y un régimen nutricional. Gracias a este proceso pude contactar con todos los sentimientos y emociones que por años reprimí. Fui experimentando como mi cuerpo se deshizo de las toxinas producidas por años de consumo, en consecuencia, mi pensamiento fue más claro, tanto que un día ya no sentí ni necesidad, deseo o dependencia de consumir algún tipo de substancia psicoactiva.

La Guelaguetza es la celebración más importante para los oaxaqueños porque nos recuerda el don de la gratitud. Coincidentemente el día que comenzó, yo inicié con la tercera etapa llamada Los Objetivos, se trata de una serie de ejercicios que ayudan a la persona a enfocar su atención en el entorno presente e inmediato.

Gracias a estos procesos pude recuperar muchas habilidades que yo creía perdidas, tales como un mejor estado anímico a través de la empatía, paciencia, creatividad, mejor comunicación, mayor seguridad en mí y la certeza de que puedo realizar todo lo que me proponga.

La última etapa fueron los cursos de Destrezas para la vida, con ellos, aprendí el verdadero concepto de pareja, lo cual, me generó tranquilidad y seguridad de lo que verdaderamente busco en una persona.

Asimismo, pude ser capaz de diferenciar con quien debo relacionarme y desconectarme de aquellas personas que sólo ocasionan problemas en mi vida.

Me sentí capaz de recuperar muchos valores que desde casa me habían inculcado y con el tiempo fui perdiendo. Gracias a esto, puedo empezar a resarcir todo el daño que por años causé.

Estoy profundamente agradecido con la vida, con Dios, con mis padres y con todo el personal de Narconon México. Gracias al Programa soy un hombre saludable de 36 años, con muchas metas y sueños por cumplir y con la seguridad de lograrlos porque recuperé la confianza en mí mismo.

“Hoy recuperé las ganas de vivir”

Ernesto, Graduado de Narconon México


AUTOR

Hazel

Secretario de Diseminación Narconon México

NARCONON MÉXICO

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS