A los 17 años mis padres me enviaron a un mejor lugar para realizar mis estudios de preparatoria. Como adolescente inexperto y ávido por conocer el mundo citadino comencé a beber alcohol, a los pocos años mi vida se convirtió en un infierno al conocer la marihuana, LSD, tachas y cocaína. Cuando comenzó el confinamiento por la pandemia regresé a mi pueblo. El hábito por las substancias psicoactivas se había convertido en dependencia, desesperadamente busqué seguir consumiendo y fue cuando conocí el cristal, en poco tiempo mi vida estaba completamente en ruina. Gracias al amor tan grande de mi padre conocí Narconon y hoy que concluyo el Programa puedo decir que me encontré a mí mismo. Tengo la certeza y confianza de que tendré una mejor calidad de vida lejos de las adicciones.

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